30.8.05

Quiso la noche cobijarnos de la helada
pero juntos llenamos su azul de estrellas.
No precisamos de Mercurio para comunicarnos,
basta la piel y se diluyen las palabras.
Destilando plata se desmaya la luna
y no hay momento mas bello que éste.
Bajo el manto de la noche puedo cobijar tu sueño
y erigirme en guardiana custodia de tus sueños.


(01.10.04)

Emiliando a las 9:24 p. m.

21.8.05

Las ajenas que no lo son

(A falta de palabras, recurro a las ajenas...)


Es el amor. Tendré que ocultarme o huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudicción, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la
Biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de los muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traido la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oir tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan las hordas.
(Esta habitación es irreal, ella no la ha visto).
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.



Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aún misterioso y tácito y de niña,
ni la sucesion de tu vida asumiendo palabras o silencios
serán favor tan misterioso
como mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,
me darás esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojado a quietud,
divisaré esa playa última de tu ser
y te veré por vez primera, quizás,
como Dios ha de verte,
desbaratada la ficción del Tiempo,
sin el amor, sin mi.



Las letras de J.L.Borges, "El amenazado" y "Amorosa anticipación"
La pintura "El beso" de Gustav Klimt

Emiliando a las 1:51 a. m.

11.8.05

Celebro




"Me celebro y me canto a mí mismo." (Walt Witman)

Cada vez más, cuesta encontrarse en el reflejo del espejo.
Porque treinta y cinco no es nada y es mucho y es todo.
Porque ya no me ves como en la foto, pero yo si.
Será que es el tiempo y no uno, el que pasa.


Emiliando a las 5:18 p. m.

6.8.05

Especialmente dedicado


Vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo

hay tanto siempre que no llega nunca
tanta osadía tanta paz dispersa
tanta luz que era sombra y viceversa
y tanta vida trunca

vuelvo y pido perdón por la tardanza
se debe a que hice muchos borradores
me quedan dos o tres viejos rencores
y sólo una confianza


en qué momento consiguió la gente
abrir de nuevo lo que no se olvida
la madriguera linda que es la vida
culpable o inocente

vuelvo y se distribuyen mi jornada
las manos que recobro y las que dejo
vuelvo a tener un rostro en el espejo
y encuentro mi mirada

propios y ajenos vienen en mi ayuda
preguntan las preguntas que uno sueña
cruzo silbando por el santo y seña
y el puente de la duda

me fui menos mortal de lo que vengo
ustedes estuvieron / yo no estuve
por eso en este cielo hay una nube
y es todo lo que tengo

tira y afloja entre lo que se añora
y el fuego propio y la ceniza ajena
y el entusiasmo pobre y la condena
que no nos sirve ahora


vuelvo de buen talante y buena gana
se fueron las arrugas de mi ceño
por fin puedo creer en lo que sueño
estoy en mi ventana

nosotros mantuvimos nuestras voces
ustedes van curando sus heridas
empiezo a comprender las bienvenidas
mejor que los adioses

vuelvo con la esperanza abrumadora
y los fantasmas que llevé conmigo
y el arrabal de todos y el amigo
que estaba y no está ahora

todos estamos rotos pero enteros
diezmados por perdones y resabios
un poco más gastados y más sabios
más viejos y sinceros

vuelvo sin duelo y ha llovido tanto
en mi ausencia en mis calles en mi mundo
que me pierdo en los nombres y confundo
la lluvia con el llanto

vuelvo / quiero creer que estoy volviendo
con mi peor y mi mejor historia
conozco este camino de memoria
pero igual me sorprendo.



("Quiero creer que estoy volviendo" de Mario Benedetti y los colores de H. Matisse)

Emiliando a las 10:08 p. m.

5.8.05

Lugares comunes

Un callejón de tierra cernida, al costado de una acequia de riego e hileras de álamos. Es ahí, donde finaliza el parral, entre moras y durazneros, la acequia se agranda antes de llegar a la compuerta de riego. Lugar obligado para atenuar la siesta calurosa de nuestra niñez. Siestas de vacaciones en casa de los abuelos, sin obligaciones, sin horarios.

Una vista hermosa del cerro grande y cuántas risas, cuántas confidencias, cuántos secretos, cuántos proyectos, cuántos interrogantes compartíamos en ése, nuestro lugar especial. Dueños de la libertad y la inocencia, no quedó árbol de la quinta frutal que no fuera bueno para una casita o mangrullo, caballo que no fuera nuestro corcel o alguna gallina o coneja que no fuera hipnotizada o parte del juego... hasta sentirme Jane con una Chita que, a falta de mona, bueno es un ovejero alemán...

También terribles guerras de cascotes, berenjenas o naranjas, donde lo único que habia que salvar eran los ojos y el amor propio.

Ay... el Boulevar San Martín a las 4 de la tarde... la excusa perfecta para empezar la chaya (juegos con agua) una tarde de carnaval. Una cita para mojarse? si, era también parte del juego buscarse y encontrarse!

Las siestas en la casa de Guille, para otros la casa de Don X o la casa de los X pero para mi sólo “la casa de Guille”. La pileta, el mate, las cartas, los juegos y las prendas, las bromas, las miradas, las promesas... y los carnavales!

Imposible olvidar la fiesta de carnaval que hizo historia en la casa de las Señoritas X, dos simpáticas y venerables solteronas, chiquititas y consumidas pero sonrientes y bonachonas, siempre parte de la tradición. La elección del disfraz, el elaborado y trabajoso afán por no ser reconocido... los guantes de encaje que me prestó mi nona y que perdí no sé dónde... el primer beso... el primer te quiero...

Citadinos sábados al medio dia y la infaltable vuelta del perro por la Peatonal, la Laprida y la General Acha. Tal vez terminar sentadas en un banco a la sombra en la Plaza 25 y con suerte... encontrarse con el dueño de nuestros desvelos...

Y, si el ambiente pinta, capaz que me animo y develo la incógnita de su presencia en la fiesta de mi escuela. Otra fiesta más en el Gimnasio para juntar plata para el viaje a Bariloche... Y un “si”. Y un “nos vemos ahí?” ... y la primer cita adolescente... Y, si los planetas continúan alineados, a la hora de los lentos, tal vez no me sonrojaré y tampoco lo pisaré...

Emiliando a las 4:48 p. m.

2.8.05

100% Sofía


















Emiliando a las 12:40 a. m.

1.8.05

Por algo será...

Treinta y cinco pronto.
No son pocos, aunque con el tiempo he aprendido a perdonarme éso. Yo también alguna vez pensé que tener más de treinta era ser viejo, pero gracias a Dios tuve la oportunidad de vivir el darme cuenta cuán equivocada estaba y, asi, puedo permitirme estos perdones.
Dicen que perdonarse es aceptarse. Y me acepto. Hasta aqui he llegado.
Nunca pensé tener la vida que tengo. Por supuesto, como toda mi generación, pensé que llegaría al año dos mil de muy distinta forma.
No tengo la vida que deseé o que esperaba o que quise. Las ilusiones, los ideales son metas y alicientes. Aunque no obtuve los resultados que esperaba, nunca cambiaria lo vivido.
Pienso que todo es resultado de pequeñas y cotidianas elecciones a partir de lo que tuve o lo que tengo.
Recuerdo una charla con mi abuela paterna. Una de las personas que mas admiro y de quien orgullosamente heredé su nombre, pero no sus cualidades!
Decia que charlando con mi abuelita sobre cosas domésticas, ella con esmerada educación de institutriz francesa me dijo algo asi:
"Cualquiera puede cocinar algo para comer, esmerándose un poco o gastando mucho se pueden cocinar exquisiteses y quedar como los dioses con cualquier paladar pero en realidad la buena cocina es otra cosa.
Es todo un reto y hasta heroico el de quien puede hacer de comer "sólo" con lo que tiene en la alacena (y mucho más lohable cuando es poco). Y esto lo puedes trasladar a muchos ámbitos de la vida."

Me da que inevitablemente todo tuvo que ser como lo viví. Que tuve que equivocarme o dar ese paso en falso una y otra vez como en un karma, como para aprender y machacar algo que no concibo o todavia no puedo explicarme. Quién sabe, tal vez algún dia lo sepa.

Para el juego de la vida, si fuera un juego, me tocaron cartas que no me gustaron y, sin embargo, lo sigo. Pensar en pedir mas cartas no me parece correcto, cuando ni siquiera sé qué hacer con las que tengo.
Juego y, en un punto, me tortura temer que tal vez sólo creo que juego pero capaz que ni éso. Y sólo sé que quisiera desechar ese temor.
No es opción el barajar y dar de nuevo, no vale irse al mazo y tampoco me alcanza para cortar y menos para ganar (aqui no puede dejar de recordar el cubilete de Naty en su http://www.elmarazul.blogspot.com/)
De chiquitita, en algún momento quise ser médica, también maestra y, mas tarde astrónoma. Abogada litigante, diplomática y también madre de familia modelo y progenitora de, por lo menos, cuatro hijos. Anque nunca "sólo" una ama de casa, eso es mala palabra!
Al no ser poseedora del target o ni siquiera con medio perfil del ideal de belleza de nuestros tiempos era inevitable concluir con que lo físico no era lo mio. Habia que rebuscársela de otra forma.
Como buena lectora soñé ser escritora pese a no haber escrito ni dos palabras seguidas en mi vida. También vendedora en una librería como forma de poder leer todo lo que quisiera a nulo costo.
Hasta que descubrí la filosofía y la pasión por las ideas me llevó a soñar con una vida filantrópica. Tal vez por el primer fracaso amoroso o simplemente fue la estupidez de turno la que me hizo soñar con una vida dedicada al saber, a la búsqueda de la verdad, despojada de pacaterías bobas y llena de bohemia intelectual. Lástima que en los primeros escalones a ello, preveí el desastre de semejante estupidez en mi, en vez de capitalizar lo recibido para otra cosa.
Entonces a mis veinte, mientras unos leian a Tolkien yo leia historia socio-política argentina y, más específicamente, de mi San Juan. Y devoraba a Simone de Beauvois, Nietzche, Mann, Sartre, Eco, Octavio Paz, etc. siempre dejando lugar para el romanticismo tipo Emily Bronte, Jane Austen, Hugo Wast, García Lorca o Antonio Machado o algún otro del ramo (o con ése ramito(?)).
No soy cambiante, todo lo contrario. Sino que siempre sentí la falta de una vocación pero éso siempre fui decidiendo sobre la marcha, sobre lo que más me gustaba o me tiraba. Nunca planificando, nunca definiendo con visión de futuro. Y aunque la búsqueda no cesa siempre tengo esa sensación de avanzar a tientas, si, al tanteo y, lo que es peor, sin ganas.
Me hubiera gustado tener una motivación, una inclinación, un incentivo or-gánico (cuya raíz proviene del arameo "ganas" y se refiere a las ganas además de lo "or" tácito y/u otros simplemente lo definen como: "dícese de quien posee el ort y las ganas") (==> cualquiera!)
Algo que me hubiera definido, o aunque más no fuera haber tenido una zanahoria ante mis narices. Si, no es broma! Mejor lo explica el genial Sr. Muerto Inquieto en su http://adonata.blogspot.com/:

LAS GATERAS

Supongo desde la carencia que sería un alivio.

Sí. Porque yo me pregunto para que vine a la vida. Y nada.

Pero tengo la fantasía de que quien tiene una vocación, se lo pregunta menos. Y se responde mejor.

El punto que pretendo sostener es que a los efectos de darle un significado a la vida, la virtud, característica, cualidad o loquesea, que más te ayuda es la vocación.

Incluso más que el talento. Porque la vocación tiene implícita la perseverancia. Si te gusta pintar, no podés parar de hacerlo.

Y si te levantás a la mañana con ganas de hacer lo que hacés diariamente, no te planteás para que vivís. Si manejás un taxi (porque es lo que hay y no lo que te place) te lo cuestionás.

Yo me reconozco algunos talentos y ninguna vocación. Y siento que es una injusticia.

Dejemos de lado salud, dinero y amor, que están bárbaros para el día a día. No tener vocación te frustra, independientemente de sentirse satisfecho con los tres ítems anteriores.

Tema recurrente de varios, y mío en particular, uno ve que las vidas que no vive estaban mejores que la que sí.

Si yo tuviese vocación pintaría mujeres como ésta, de J. Enrique González.

(Con vocación las pintaría, con talento las pintaría como él) Un tanto blanda, un poco rellena, demasiado femenina.

Si tuviese vocación de bombero, médico, proctólogo, piloto de aviones, jockey o basquetbolista hubiese tenido una zanahoria a la cual seguir.

A mí me abrieron las gateras en el medio del desierto y nunca supe para donde correr.


Epa! lamento, si es que llegaste hasta acá, decepcionarte si pensaste que al final mejoraba la cosa... pero continúo cronológicamente.

Al tercer año de coquetearle al saber y de comprobar in situ que mi futuro laboral se dirigía triste y obligatoriamente a la docencia universitaria y acuciada por la urgencia de una independencia económica me encontré sin quererlo ni buscarlo trabajando y ganando mis primeros pesos.
Nota: guardé mis dos primeros sueldos íntegros porque no sabia en qué gastarlos. Desafortunadamente esa ignorancia duró lo que un perro en misa y degeneré pronto.
Si, en la disyuntiva trabajo o facultad. Ganó el trabajo.
Nunca me decepcionó la carrera en si, muchísimo menos la filosofía! pero me decepcionó el ambiente. El individualismo y la escasa apertura de omnipotentes o de casi mermos en constantes y vacíos enfrentamientos de egos.
La filosofía? Las ideas? bien gracias.
Y mi futuro bohemio e intelectual? Murió en ese ínterin. Al que cambié por jefe grosso, compu, tel/fax y todo un mundo nuevo para mi y fascinantemente lleno de espejitos de colores (y... éramos taaan jóvenes(?) ...por no decir una groseria)
Y guauuu! pasaron 14 años. Como si nada.
Siempre buscando algo más. Pero nada me convenció o tal vez fue que me sentí tan bien donde estoy que no me sacaban ni con un guinche.
El mismo trabajo pero siempre cosas nuevas o distintas personas que tratar. Lo único que permaneció poco inmutable fue mi paga hasta el año pasado que renuncié a medio dia/medio sueldo por un trabajo con inestimable y espectacular futuro laboral.
Inestimable futuro que se extendió sólo a un mes.
Inestimablemente grosso error donde patinó bien feo mi sexto sentido.
Y hasta aqui llegamos. Preparándome para un posible nuevo trabajo, retomando las clases de inglés, comenzando el profesorado de educación especial y soñando más que nunca con mi propio lugar.
"Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo".
Todavia no planto el sauce con el que sueño, además del naranjo, limonero y nogal que quiero pero pronto se harán realidad. No he parido y no escribí un libro pero abrí un blog (ja...)
Y sólo puedo terminar (porque no se me ocurre otra forma!) con una frasecita que, desde no hace mucho, a veces me saca de quicio y otras me viene de perlas: "por algo será..."
Sólo espero llegar a saber algún dia qué m es ese "algo".

Emiliando a las 11:59 p. m.

Testing... Frutiala!!

buenísimoooo

Emiliando a las 7:33 p. m.

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