1.8.05

Por algo será...

Treinta y cinco pronto.
No son pocos, aunque con el tiempo he aprendido a perdonarme éso. Yo también alguna vez pensé que tener más de treinta era ser viejo, pero gracias a Dios tuve la oportunidad de vivir el darme cuenta cuán equivocada estaba y, asi, puedo permitirme estos perdones.
Dicen que perdonarse es aceptarse. Y me acepto. Hasta aqui he llegado.
Nunca pensé tener la vida que tengo. Por supuesto, como toda mi generación, pensé que llegaría al año dos mil de muy distinta forma.
No tengo la vida que deseé o que esperaba o que quise. Las ilusiones, los ideales son metas y alicientes. Aunque no obtuve los resultados que esperaba, nunca cambiaria lo vivido.
Pienso que todo es resultado de pequeñas y cotidianas elecciones a partir de lo que tuve o lo que tengo.
Recuerdo una charla con mi abuela paterna. Una de las personas que mas admiro y de quien orgullosamente heredé su nombre, pero no sus cualidades!
Decia que charlando con mi abuelita sobre cosas domésticas, ella con esmerada educación de institutriz francesa me dijo algo asi:
"Cualquiera puede cocinar algo para comer, esmerándose un poco o gastando mucho se pueden cocinar exquisiteses y quedar como los dioses con cualquier paladar pero en realidad la buena cocina es otra cosa.
Es todo un reto y hasta heroico el de quien puede hacer de comer "sólo" con lo que tiene en la alacena (y mucho más lohable cuando es poco). Y esto lo puedes trasladar a muchos ámbitos de la vida."

Me da que inevitablemente todo tuvo que ser como lo viví. Que tuve que equivocarme o dar ese paso en falso una y otra vez como en un karma, como para aprender y machacar algo que no concibo o todavia no puedo explicarme. Quién sabe, tal vez algún dia lo sepa.

Para el juego de la vida, si fuera un juego, me tocaron cartas que no me gustaron y, sin embargo, lo sigo. Pensar en pedir mas cartas no me parece correcto, cuando ni siquiera sé qué hacer con las que tengo.
Juego y, en un punto, me tortura temer que tal vez sólo creo que juego pero capaz que ni éso. Y sólo sé que quisiera desechar ese temor.
No es opción el barajar y dar de nuevo, no vale irse al mazo y tampoco me alcanza para cortar y menos para ganar (aqui no puede dejar de recordar el cubilete de Naty en su http://www.elmarazul.blogspot.com/)
De chiquitita, en algún momento quise ser médica, también maestra y, mas tarde astrónoma. Abogada litigante, diplomática y también madre de familia modelo y progenitora de, por lo menos, cuatro hijos. Anque nunca "sólo" una ama de casa, eso es mala palabra!
Al no ser poseedora del target o ni siquiera con medio perfil del ideal de belleza de nuestros tiempos era inevitable concluir con que lo físico no era lo mio. Habia que rebuscársela de otra forma.
Como buena lectora soñé ser escritora pese a no haber escrito ni dos palabras seguidas en mi vida. También vendedora en una librería como forma de poder leer todo lo que quisiera a nulo costo.
Hasta que descubrí la filosofía y la pasión por las ideas me llevó a soñar con una vida filantrópica. Tal vez por el primer fracaso amoroso o simplemente fue la estupidez de turno la que me hizo soñar con una vida dedicada al saber, a la búsqueda de la verdad, despojada de pacaterías bobas y llena de bohemia intelectual. Lástima que en los primeros escalones a ello, preveí el desastre de semejante estupidez en mi, en vez de capitalizar lo recibido para otra cosa.
Entonces a mis veinte, mientras unos leian a Tolkien yo leia historia socio-política argentina y, más específicamente, de mi San Juan. Y devoraba a Simone de Beauvois, Nietzche, Mann, Sartre, Eco, Octavio Paz, etc. siempre dejando lugar para el romanticismo tipo Emily Bronte, Jane Austen, Hugo Wast, García Lorca o Antonio Machado o algún otro del ramo (o con ése ramito(?)).
No soy cambiante, todo lo contrario. Sino que siempre sentí la falta de una vocación pero éso siempre fui decidiendo sobre la marcha, sobre lo que más me gustaba o me tiraba. Nunca planificando, nunca definiendo con visión de futuro. Y aunque la búsqueda no cesa siempre tengo esa sensación de avanzar a tientas, si, al tanteo y, lo que es peor, sin ganas.
Me hubiera gustado tener una motivación, una inclinación, un incentivo or-gánico (cuya raíz proviene del arameo "ganas" y se refiere a las ganas además de lo "or" tácito y/u otros simplemente lo definen como: "dícese de quien posee el ort y las ganas") (==> cualquiera!)
Algo que me hubiera definido, o aunque más no fuera haber tenido una zanahoria ante mis narices. Si, no es broma! Mejor lo explica el genial Sr. Muerto Inquieto en su http://adonata.blogspot.com/:

LAS GATERAS

Supongo desde la carencia que sería un alivio.

Sí. Porque yo me pregunto para que vine a la vida. Y nada.

Pero tengo la fantasía de que quien tiene una vocación, se lo pregunta menos. Y se responde mejor.

El punto que pretendo sostener es que a los efectos de darle un significado a la vida, la virtud, característica, cualidad o loquesea, que más te ayuda es la vocación.

Incluso más que el talento. Porque la vocación tiene implícita la perseverancia. Si te gusta pintar, no podés parar de hacerlo.

Y si te levantás a la mañana con ganas de hacer lo que hacés diariamente, no te planteás para que vivís. Si manejás un taxi (porque es lo que hay y no lo que te place) te lo cuestionás.

Yo me reconozco algunos talentos y ninguna vocación. Y siento que es una injusticia.

Dejemos de lado salud, dinero y amor, que están bárbaros para el día a día. No tener vocación te frustra, independientemente de sentirse satisfecho con los tres ítems anteriores.

Tema recurrente de varios, y mío en particular, uno ve que las vidas que no vive estaban mejores que la que sí.

Si yo tuviese vocación pintaría mujeres como ésta, de J. Enrique González.

(Con vocación las pintaría, con talento las pintaría como él) Un tanto blanda, un poco rellena, demasiado femenina.

Si tuviese vocación de bombero, médico, proctólogo, piloto de aviones, jockey o basquetbolista hubiese tenido una zanahoria a la cual seguir.

A mí me abrieron las gateras en el medio del desierto y nunca supe para donde correr.


Epa! lamento, si es que llegaste hasta acá, decepcionarte si pensaste que al final mejoraba la cosa... pero continúo cronológicamente.

Al tercer año de coquetearle al saber y de comprobar in situ que mi futuro laboral se dirigía triste y obligatoriamente a la docencia universitaria y acuciada por la urgencia de una independencia económica me encontré sin quererlo ni buscarlo trabajando y ganando mis primeros pesos.
Nota: guardé mis dos primeros sueldos íntegros porque no sabia en qué gastarlos. Desafortunadamente esa ignorancia duró lo que un perro en misa y degeneré pronto.
Si, en la disyuntiva trabajo o facultad. Ganó el trabajo.
Nunca me decepcionó la carrera en si, muchísimo menos la filosofía! pero me decepcionó el ambiente. El individualismo y la escasa apertura de omnipotentes o de casi mermos en constantes y vacíos enfrentamientos de egos.
La filosofía? Las ideas? bien gracias.
Y mi futuro bohemio e intelectual? Murió en ese ínterin. Al que cambié por jefe grosso, compu, tel/fax y todo un mundo nuevo para mi y fascinantemente lleno de espejitos de colores (y... éramos taaan jóvenes(?) ...por no decir una groseria)
Y guauuu! pasaron 14 años. Como si nada.
Siempre buscando algo más. Pero nada me convenció o tal vez fue que me sentí tan bien donde estoy que no me sacaban ni con un guinche.
El mismo trabajo pero siempre cosas nuevas o distintas personas que tratar. Lo único que permaneció poco inmutable fue mi paga hasta el año pasado que renuncié a medio dia/medio sueldo por un trabajo con inestimable y espectacular futuro laboral.
Inestimable futuro que se extendió sólo a un mes.
Inestimablemente grosso error donde patinó bien feo mi sexto sentido.
Y hasta aqui llegamos. Preparándome para un posible nuevo trabajo, retomando las clases de inglés, comenzando el profesorado de educación especial y soñando más que nunca con mi propio lugar.
"Plantar un árbol, escribir un libro, tener un hijo".
Todavia no planto el sauce con el que sueño, además del naranjo, limonero y nogal que quiero pero pronto se harán realidad. No he parido y no escribí un libro pero abrí un blog (ja...)
Y sólo puedo terminar (porque no se me ocurre otra forma!) con una frasecita que, desde no hace mucho, a veces me saca de quicio y otras me viene de perlas: "por algo será..."
Sólo espero llegar a saber algún dia qué m es ese "algo".

Emiliando a las 11:59 p. m.

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