23.8.08

La que se equivocó II

Equivocada y todo, se enamoró. Los primeros tiempos pasaron tibios y envolventes. Hubieron dias raros que la inquietaban pero se tranquilizaba pensando que solo era el impacto de lo nuevo, lo desconocido. Mundos paralelos y hasta insospechados se descubrian cada mañana.

Un dia pensó que fue el clamor del aroma de un jazminero persistente y hasta perturbador. Otro, el olor de la tierra mojada de un campo recién regado, en las últimas horas de la tarde, ahí cuando el aroma promete mas que la luz y los teros chillan despidiendo el dia.

Hasta su piel, era distinta conforme el momento del dia. Lo que generaba un, nunca lo suficientemente satisfecho, placer de permanente conocimiento y reconocimiento de su esencia. Si. Todo él era excitante e inexplorado, todo un mundo para conquistar palmo a palmo, roce a roce. Y, la mixtura de ambos, la embriagaba.

Emiliando a las 8:53 p. m.

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