2.5.06

Receta para un feriado distinto

Tómese un dia feriado de otoño en San Juan para vivirlo cerca de la naturaleza. Diríja su norte personal hacia el punto cardinal donde más le pinten las ganas y acompañe su humanidad con grandes dosis de apertura al disfrute.


Llénese del aire puro del campo, del sol. Admire los paisajes otoñales que encontrará a cada paso y por doquier. Camine, llénese de tierra, respire hondo, sature sus pulmones y recuerde o descubra aromas y perfumes, no desprecie para ello ni al más humilde de los yuyos. Tenga en cuenta que hasta el olor de la tierra mojada en un campo recién regado es toda una experiencia.
Disfrute los distintos cantos de los pájaros, juegue a inventar un culebrón y pasiones entre éstos. Nunca faltan los que parecen arrullarse de un árbol a otro, los que se persiguen y se pelean o hacen carreritas o simplemente buscan amarse?



No olvide caminar sobre las hojas secas escuchando el crujido bajo sus pies (je... será algo catárquico, che?) Esto y pasear bajo los árboles amarillos, rozar con la mano alguna rama y provocar una lluvia de hojas. Desátese, súbase a los árboles si gusta/puede. Olvídese del ridículo y siga sus instintos. Este es un ingrediente indispensable, casi el secreto del chef para el éxito de esta receta del disfrute otoñal.


Déjese asombrar por la dulzura de una tuna, no obstante ser fruto de una sufrida y pinchuda penca o...


maravíllese ante la ocurrencia de esos yuyitos, floreciendo bellos en el medio de la nada o simplemente...


déjese ganar por la ternura al descubrir en un sauce (uno de mis preferidos) un perfecto y bello depto de dos ambientes con interesante e importante orientación al sur (lástima que al hornero y su flia no pude saludarlos porque como era feriado... y en fin!)


(si, lo disfruté mucho)

Emiliando a las 10:15 p. m.

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