Cambios en la familia
Cada dia que pasa me voy dando cuenta de la magnitud de algunos cambios en lo familiar.
Tal vez porque hecho de menos algunas cosas que quedaron en el pasado. Y será porque están entintadas con el visor rosa de la niñez o la adolescencia.
Antes pensaba que todo era cuestión de costumbres, de tradiciones.
"Mi familia acostumbra a reunirse" (para tal o cual ocasión)
Pero ahora (?) caigo en que para mi decir "familia reunida" era numéricamente hablar de quichicientas personas (abarcando toooda la gama de los afectos: amor, cariño, estima, no-existe, estúpido, etcs.)
Y es que, además de padres y hermanos, eran infaltables e insustituibles los abuelos y los tios abuelos y los tios y los primos y los etc etc
Un enjambre de gente que reunidos significaba "fiesta" (por la alegria de compartir el momento juntos, no por que fuera baile).
Siempre en lo de los abuelos, siempre ellos convocando, siempre siendo ellos nuestro punto de reunión.
Y todo multiplicado por dos, porque tanto la familia materna como la paterna cumplian a rajatablas con la tradición y ahi habia que dividirse para poder "cumplir" con ambas familias.
Muchas relaciones importantísimas para mi, como los abuelos, las primas o mis tios-abuelos, las fundamentaba en esta tradición familiar o en los lazos de sangre que tanto se cultivaba.
Pero desde otra perspectiva no puedo menos que reconocer que el mérito es de cada uno de ellos.
Es que la calidad o la cercanía del parentezco o la relación no la da el vínculo sino cada una de las personas.
Y de veras siento, mirando el medio vaso lleno, que he sido muy afortunada en los familiares que me tocaron en suerte.
Aunque de repente, el tiempo pasó de golpe y todos cambiamos.
En vez de ser mimada por los abuelos, uno pasa a ser quien mima a sus abuelos.
Quienes estaban pendientes de sus nietos, son ahora quienes necesitan toda la atención.
Hasta que parten.
Ahi comienza la falta del aglutinante familiar y... todo cae por su propio peso.
Y la pucha! ya son muchos a los que extraño demasiado.
Tal vez porque hecho de menos algunas cosas que quedaron en el pasado. Y será porque están entintadas con el visor rosa de la niñez o la adolescencia.
Antes pensaba que todo era cuestión de costumbres, de tradiciones.
"Mi familia acostumbra a reunirse" (para tal o cual ocasión)
Pero ahora (?) caigo en que para mi decir "familia reunida" era numéricamente hablar de quichicientas personas (abarcando toooda la gama de los afectos: amor, cariño, estima, no-existe, estúpido, etcs.)
Y es que, además de padres y hermanos, eran infaltables e insustituibles los abuelos y los tios abuelos y los tios y los primos y los etc etc
Un enjambre de gente que reunidos significaba "fiesta" (por la alegria de compartir el momento juntos, no por que fuera baile).
Siempre en lo de los abuelos, siempre ellos convocando, siempre siendo ellos nuestro punto de reunión.
Y todo multiplicado por dos, porque tanto la familia materna como la paterna cumplian a rajatablas con la tradición y ahi habia que dividirse para poder "cumplir" con ambas familias.
Muchas relaciones importantísimas para mi, como los abuelos, las primas o mis tios-abuelos, las fundamentaba en esta tradición familiar o en los lazos de sangre que tanto se cultivaba.
Pero desde otra perspectiva no puedo menos que reconocer que el mérito es de cada uno de ellos.
Es que la calidad o la cercanía del parentezco o la relación no la da el vínculo sino cada una de las personas.
Y de veras siento, mirando el medio vaso lleno, que he sido muy afortunada en los familiares que me tocaron en suerte.
Aunque de repente, el tiempo pasó de golpe y todos cambiamos.
En vez de ser mimada por los abuelos, uno pasa a ser quien mima a sus abuelos.
Quienes estaban pendientes de sus nietos, son ahora quienes necesitan toda la atención.
Hasta que parten.
Ahi comienza la falta del aglutinante familiar y... todo cae por su propio peso.
Y la pucha! ya son muchos a los que extraño demasiado.
Emiliando a las 12:58 a. m.
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