22.5.05

Labores propias de la época

Llegado el otoño es necesario no quedarse en el tiempo y encarar todo un programa de labores propias de la época.
Es por ello que se hace inevitable, como para empezar, el desandar besos y tapiar el corazón antes de que llegue el frio o las heladas.
También seria saludable el dividir caminos o, por lo menos, comenzar progresivamente a reemplazar lo equívocamente sembrado.
Cambiar los cristales de los anteojos y abrir mas seguido las ventanas.
Despojarse de trastos y especies viejas o en mal estado y rescatar todo lo querible. Algunos de los recuerdos cosechados, guardarlos en el fondo de algún arcón o habitación de poco o relativo uso.
Preparar la tierra, podar las especies que lo necesiten, abonar y evaluar concienzudamente qué se va a sembrar.
Es interesante, si es que se cuenta con ello, dedicar un tiempo prudencial para, en paz con uno mismo, redefinir objetivamente todo el diseño del jardín, teniendo en cuenta la experiencia pasada y sus resultados. Evitando los miedos a innovar en el paisaje, renovando o adquiriendo nuevas especies, poniendo al reparo, reubicando o suprimiendo otras, etc.
Como en todo cambio de estación, lo importante es no quedarse de brazos cruzados. Pues, salvo contratiempos ajenos a nuestra responsabilidad, la primavera depende de ello.

Emiliando a las 8:38 p. m.

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