14.9.05

Un tesoro



"Pocito, Abril de 1910.-"

"Estimada Delfinita:"
(...)
"Ud. sabe que yo no tengo mas que ofrecerle que mi cariño, que es verdadero y toda mi existencia consagrarla en bien de nosotros, todos los sacrificios no son tales cuando uno quiere con el alma como yo la quiero y si la suerte me es propicia y es verdad todo lo que Ud. me ha dicho, Ud. hará mi felicidad y en cambio yo le ofrezco hacer el capricho de su voluntad y prometerle por mi honor que jamás Ud. tendrá una sola queja de mi"
(...)
"porqué Dios ha de ser injusto y pone trabas a la realización de nuestro ideal? Créame que yo no vivo, pues mi vida es un continuo martirio pensando solo en Ud. y en mi porvenir, reflexionando acerca de mi situación, pues mi negra querida he llegado a amarte y exijo de ti me correspondas como merezco; yo no tengo palabras suficientes para significarte toda mi satisfacción"

_._._._._._._
Una carta de amor. Parece de novelas... pero es real. No sabíamos de su existencia pero la encontré.
Revolver entre papeles viejos y encontrar tesoros como éste... superó todas mis expectativas.
Esta carta de amor (que tanto me costó fotografiar para que se alcanzara a leer algo) fue escrita por mi bisabuelo José en el año 1910 a mi bisabuela Delfina.
Ambos eran vecinos. De propiedades una enfrente de la otra, seguramente se conocerian de toda la vida y... por lo que me concierne... ésta carta tuvo respuesta afirmativa.
No fueron muchos los años que pasaron juntos. Tuvieron cinco hijos pero él murió joven.
Huérfanos de padre, la bisabuela junto con sus hijos pequeños compartieron su cotidiano vivir con la (parece) bastante brava abuela materna y dos archipersonajes (hermanos de su madre) llamados Filomena y Eloísa.
(Nonito, qué ganas de escucharte contar todas estas cosas nuevamente!)
Aún queda en pie, a riesgo de caerse con cualquier temblor fuerte varias habitaciones de la casa vieja.
Con su típica construcción de antaño. Paredes de casi un metro de espesor, techos altísimos de caña y barro que soportaron inmutables más de 130 años, varios terremotos importantes y hasta crecientes donde agua y greda arrasaban con todo.
Como construcción típicamente colonial cuenta (todavia) en la entrada con un amplio zaguán que desemboca en un jardín cuadrado rodeado de galerias abiertas y hacia las galerias desembocaban las distintas habitaciones.
Además de solar familiar, una parte de la casa fue utilizada para escuela primaria. Escuela primaria de las que eran docentes las Señoritas Eloísa y la Señora Delfina bajo la dirección de su hermana mayor y fundadora de la Escuela, la Señorita Filomena.
Dicho establecimiento fue muy elogiado en épocas donde eran poquísimas las escuelas en la zona y hasta contó con la visita de Sarmiento y otros Gobernadores de aquel entonces. La escuela fue reubicada y continúa hasta nuestros dias.
El hecho de haber casi nacido en una escuela fue para mi abuelo la espectacular oportunidad de asistir a la escuela en la Ciudad y, de esta forma, evitar problemas con el cuerpo docente...
Ir a la escuela en la ciudad de San Juan, distante a 25 o 30 km de Pocito, significaba una aventura diaria para sus ocho o diez años de edad. Caminar unos 600mt hasta la Estación Rinconada y ahi subir al tren que venia de Mendoza.
Cuántas anécdotas! Cuántos dolores de cabeza para el guarda y cuánto espectáculo para los pasajeros que atónitos contemplaban todas las travesuras de este pequeño grupo de escolares que al viajar solos, daban rienda suelta a toda su picardía. Lo mínimo era, en plena marcha, salir por las ventanillas y llegar a destino trepados en el techo del vagón.
En palabras de mi abuelo "éramos terribles, pensaban que íbamos a desarmar el tren".

Lo siento. Me fui por las ramas, aunque lo confieso, hubiera querido seguir escribiendo sobre mi abuelo.
Espero sepan disculpar pero sentí que recordarlo es como traerlo de vuelta a la vida. Y asi puedo volver a abrazarlo.


Atención: edito (un año después!) para salvar un error involuntario.

Emiliando a las 5:10 p. m.

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